sábado, 30 de mayo de 2020

El día que me dio por catalogar todos los libros de mi casa


Capítulo anterior: Mi archivador rojo

Mis padres son ávidos lectores y yo he heredado el gusto por los libros de ellos. Lo que no sé es de dónde he sacado mi amor por las listas, desde luego de mis padres no.
Ya he comentado con anterioridad que siempre me han gustado las listas y siempre he tenido mis libros controlados de una manera u otra. Y la verdad es que me tensaba, y me tensa, mucho el no saber si tengo ese libro o no. Con el volumen de libros físicos que tengo yo, es fácil relativamente saber si ese libro lo compré o si solo pensé en comprarlo, pero con el volumen de libros de mis padres y la cantidad de años que han invertido en conseguirlos, deja de serlo.
¿Por qué os cuento todo esto? En 2010, mi padre me pasó la plantilla que utilizaba un amigo suyo para organizar la biblioteca de su casa. A mí me encantó la idea y enseguida la utilicé para rellenar los libros de mi habitación.
No contenta con ello, decidí que era un buen momento para introducir todos los libros que había en casa en la lista. Sí, lo sé, estoy un poco loca. Además cuando digo libros, me refiero a libros en general, no solo narrativa. Porque una de las cosas que aprendí de esta experiencia es que la ficción no es difícil de catalogar (obviamente, depende de los campos que utilices), pero todo lo que es no ficción es completamente lo opuesto.
El mayor error que cometí en aquella ocasión fue seguir una plantilla que no era propia. Os cuento los campos de la plantilla:
  • Registro: simplemente asignaba un número a cada libro.
  • Título: no creo que necesite explicación.
  • Autor: lo mismo que lo anterior.
  • Edición: fecha y número de la edición.
  • Tema: cocina, jardinería, enciclopedia, narrativa, biografía... (uno de los campos más importantes y no tan sencillo de rellenar como parece a priori).
  • Editorial: sello editorial del libro y si pertenecía a alguna colección.
  • Situación: en que estancia de la casa se encontraba dicho libro.
Todos los campos anteriores me parecen interesantes de alguna manera, pero la verdad es que hay algunos que no me interesan tanto. Éstos son la edición y la editorial, que son campos costosos de rellenar (para ver la edición necesitas abrir el libro y buscarla) y que tampoco me aportan tanto, porque varían mucho.
Y no tenía en cuenta otros campos, que personalmente me parecen interesantes, como si pertenecen a una serie o el número que ocupan en ella. Datos, que no son tan fáciles de descubrir como debería ser.
Tampoco tuve muy en cuenta el tema, que fui anotándolo según iba encontrándome con ello en vez de tener una estructura previa pensada (aunque modificable).
En casa hay libros en el salón, en la entrada, en la buhardilla, en la habitación de mi hermana y en mi habitación. Sí, hay muchos libros. Aún así, dedicando muchas (muchísimas) horas, conseguí completar el listado entero. Lo imprimí junto con hojas en blanco para que cada uno añadiera los libros que comprara y mantener al día la lista.
Y ahí estaba el mayor inconveniente de todos. Porque en casa gustó bastante la idea de la lista, pero claro, nadie se acordaba de mantenerla actualizada, por lo que fue todo un poco fracaso.
Además, reorganicé los libros del salón como me pareció mejor (no a mi gusto, sino por autor) y la verdad es que visualmente no me terminó de convencer el resultado.
¿Sabéis que me propuesto hacer este verano? Efectivamente, reorganizar las estanterías del salón (y de la buhardilla de paso).

¿Alguna vez os habéis propuesto algo parecido? ¿Qué método utilizáis?


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